Este semana de agosto térmicamente infernal, nos convoca Monica desde su blog NEOGEMINIS con el tema de las autopistas. Me he pasado de las 350 palabras otra vez. No sé cómo ha podido ocurrir. a algunos, el final podrá parecerles gratuito, pero a otros podría parecerles gratuito el resto.

Podéis encontrar el resto de participaciones AQUI
―Lleva usted más de dos minutos circulando por el carril
central. ―No me jodas que me ha hecho parar para decirme eso―. Documentación
del vehículo y carnet de conducir.
―Nen, busca ahí en la guantera los papeles. Tenga el
carnet. No me he pasado de velocidad, ¿verdad? ―El poli me mira por encima de
las gafas de sol como intentando descubrir si soy subnormal. Le dice mi nombre
a su compañero que va armado con una táblet. Luego apremio a mi compi―. Va, tío.
Es esa funda azul.
―Ya no hace falta. Pone aquí que necesita corrección visual.
¿Lleva ahí las gafas de repuesto?
―No, porque me operé y ahora…
―No las lleva ―le dice a su compañero. Y luego a nosotros―:
Salgan del coche.
―Pero ¿he hecho algo mal? ―El poli me vuelve a mirar por
encima de las Ray Ban aviator verdes. Parece que ha decidido que sí que lo soy―.
Ya le he dicho que llevaba más de dos minutos circulando por el carril central.
―Ya, pero es que por el de la derecha van todos los
camiones ―argumento después de procesar a qué puede referirse la segunda acusación―.
De todos modos, tampoco es que esté prohibido.
―Ah ¿no? Ahora me dirá que no lo sabía. Mientras, haga el
favor de soplar. Como ha cometido una infracción, le tengo que hacer la prueba
de alcoholemia―. El telonero se va hacia el coche patrulla y entonces el solista
adopta una posición hiperlórdica, desabrocha su cartuchera, saca de ella un
arma en forma de impresora portátil, la hace girar alrededor de su dedo como
haría un vaquero con su revólver, pulsa un botón y aquello empieza a escupir una
tira de papel amarillo de improbable cabida en aquel chisme. El papel se fue
enrollando a medida que salía. Si un día me quedo sin papel de wáter, esto, aunque
sea de vía estrecha, podría servirme. Luego me extiende la receta.
―¿600 euros? Pero ¿está transt… ―Mi compañero me pega un
codazo, y el poli me hace el favor de simular que no me ha oido. Soplo y después se
van hacia su vehículo. Al cabo de unos minutos el telonero vuelve:
―Tendremos que esperar unos minutos. Hay poca cobertura. ―Y
se vuelve al coche patrulla. Abro la puerta trasera y saco dos birras sin
alcohol. Las meto en dos latas de aquellas que se pusieron de moda durante la
pandemia. Aquellas que eran un milímetro más anchas que una normal, y rotulada
como sin alcohol, en las que metíamos las cervezas normales para que no nos
dijeran que hacíamos botellón.
―Pero ¿qué haces? Nos va a joder…
―Ya nos ha jodido. Los gastos a media, habíamos quedado ¿no?
―¡Una polla, a medias…! Además, una multa no es un gasto.
―Ah ¿no?
―”Todo lo que no lleva IVA no cuenta como gasto” ―me recita
el contable.
―¡Hombreee…! Y ahora botellón. Me estáis alegrando el día…
―El solista no espera a alcanzar nuestra posición cuando ya empieza a abrir la cartuchera, saca la maquinita, le vuelve a
dar dos vueltas como los vaqueros, y justo antes de pulsar―: Esta vez 600 para
cada uno, ¿eh?
«Tarifa plana de multas», pienso, antes de decir:
―No, oiga jefe, espere, perdón agente, que son sin alcohol.
―A ver… ―El poli me coge la lata con la mano desarmada, la
mira y ve el resalte de la doble lata. No pensaba que me la fuera a coger. Se
la da a su compañero―. Mira esto.
―Esto ¿qué es? ―pregunta el telonero desenfundando la lata.
―Bueno… ―digo antes de saber lo que iba a decir.
―Es para que no se calienten tan rápido… con el calor de la
mano, ya sabe. ―De algo tenía que servir algún día la carrera de contable.
―Ah, ya. Vale. ―Mira a su compañero y luego―: Venga, ya
pueden irse; circulen.
Que rabia me da eso de circulen:
―Si pagamos antes de quince días ¿tenemos descuento? ―No lo
he dicho muy alto, no sea que la liemos; y luego , más bajo aun―: ¿No quieren
una birrita?
―No jodas, tío. ―Mi compi da un empujón hacia el coche.
―¿Quieres conducir tú? Yo ya no sé por dónde tengo que
circular. ―Mi colega no sabe conducir― Tío, ¿te has quedao cómo hacía eso de
girar la impresora? El tío debe estar practicando todo el día en el coche
patrulla.
―¿El qué?
―Eso de girar la impresora con el dedo como los pistoleros
del oeste.
―No sé qué dices.
―Coño, eso de hacer así con el dedo como… Lo ha hecho dos
veces, ¿eh?
―¡Que no ha hecho nada de eso! ―sentencia mi colega―. Y mira
palante…
―¡Jooooder! Aun lo vas a defender…